Primavera

Para tragarme las moscas que reconozco en este cuarto de baño, te necesito. Me has dejado sin brazos, sin piernas, eso lo sabrás al menos aunque se te hayan olvidado. Me dejaste sin boca.
A las moscas les inspira la pulcritud y se divierten con sus reflejos, pretenden mejor su riesgo a carcajadas, toman apacibles su poder. Y a mí me van apartando a puñetazos, hasta dejarme suspendida del otro lado de la ventana, partida en dos como sus cabezas.
No te espero. A ellas las observo con expectación.