La muñeca que encontré en el borde no es una sirena ni un
elemento que se mueve dentro de un líquido en un recipiente donde lo vuelcan y
vuelve a recuperarse y sigue su movimiento en ese líquido. Es de tierra.
Mis pies aguantan el peso de la tierra que se derrama desde
lo alto y pesa en el torso y ya mis pies no saben que me sostienen y también se
quedan dormidos en la circulación.
La belleza y derramarse como un líquido, como la sangre sin
ser roja.